lunes, 1 de febrero de 2010

La Limpieza en Susticacán Cultura
que se Trasmite por Generaciones

* Carece de Hormiguitas; Cada Ciudadano Conoce su Responsabilidad; Además Separan Orgánica e Inorgánica

Por Ricardo Evodio Cabral Vera

Susticacán Zac.- Considerado uno de los más bellos rincones del estado de Zacatecas, el municipio de Susticacán, hospitalario por naturaleza, ofrece un ambiente pulcro a quienes deciden visitarlo; la limpieza es una cultura que forma parte de las múltiples costumbres y tradiciones heredadas por sus antepasados y preservadas por décadas, quizá sean siglos.
Dos o tres kilómetro antes de arribar al lugar se percibe la limpieza desde la carretera y una mampara da la bienvenida, aunque también suena a advertencia; ¿Si a usted le gusta? la cacería, tirar basura, destruir la naturaleza y el medio ambiente, a nosotros nos gustaría que no visite Susticacán.
Salvo esa observación, cualquiera es bienvenido a este lugar ubicado a ocho kilómetros de la ciudad de Jerez, que guarda entre sus principales tradiciones su feria en agosto, y al final de la misma el acostumbrado Paseo de Talticoaloya, que es el día en que sus moradores y cientos de visitantes se concentran en la presa ubicada al lado poniente, para compartir los alimentos.



Otra de sus fiestas es el Carnaval del Toro, y para concluir el festejo, en el Jardín Principal, los jóvenes se arrojan grandes cantidades de pinole, hasta quedar sus cuerpos y sobre todo el rostro cubierto del polvo alimenticio hecho a base de maíz, azúcar, cacahuate y otros productos; este año el evento se desarrollará dentro de dos semanas, del 14 al 16 de febrero.

La Limpieza es Cultura

Pero la limpieza de Susticacán es parte de una cultura de siglos atrás, así recibieron el pueblo de sus antecesores y así lo quieren mantener para que las siguientes generaciones crezcan también con ese hábito.
“La gente quita su basura siempre, antes no se notaba mucho porque las calles eran de pura tierra o empedradas, así salían todos los días a limpiar con escobeta, ahora con el cemento se aprecia más y la gente continúa barriendo diario”, expresó uno de los más longevos habitantes de la cabecera, Francisco Pancho Díaz, propietario de la legendaria tienda de abarrotes La Reyna, quien ahora tiene 86 años de edad.
Sí ha cambiado un poco, refiere su sobrino Carlos, quien consumía en el tendajón y con la vista señala hacia los productos chatarra, las golosinas son en su concepto responsable de la contaminación ambiental, pues cualquiera adquiere sus productos y desecha la bolsa donde sea.
Susticacán se conserva limpio pero ha disminuido, asegura y principalmente cree que son los visitantes que arriban con frecuencia a la presa, los que menos respetan, pero reconoce que la cultura de los que ahí viven prevalece y se fortalece tanto en las escuelas como en la clínica del lugar, donde se realizan actividades que llevan a preservar el entorno.
Por su parte, Yolanda Torres, la encargada del Museo Comunitario piensa que la cultura ha logrado mantenerse gracias al ejemplo, “desde niños se nos inculcó tener limpio el municipio, los maestros de la escuela lo recalcan, y hay también mucho apoyo de los padres de familia; si yo puedo indicarle a un menor que recoja algo que está tirado, lo hace, pero si ve que yo como adulta levanto un papel que está en el piso, de seguro hará lo mismo”.



Afirma que los visitantes que arriban de otros lugares también contribuyen, y al ver la limpieza, lo piensan dos veces antes de arrojar su basura al piso, ni siquiera una cáscara de semilla.

Pueblo Mágico sin Nombramiento

Por su riqueza natural y la calidad de sus pobladores, Susticacán, Cañada Fuerte, Palmas Floridas, como reza la leyenda de su escudo, es considerado un Pueblo Mágico sin título; el ex presidente Gustavo de Santiago Sánchez afirma que en su administración se intentó buscar el nombramiento, pero no lograron reunir los requisitos, entre otras cosas, carecen de infraestructura hotelera, aunque algunos creen que es mejor mantenerse así y conservar la magia natural.
Tampoco cuentan con un nombramiento formal como el pueblo más limpio de México, que muchos le atribuyen, “es un comentario cada vez más común, nos lo dicen los visitantes, lo vemos en periódicos y revistas, incluso cada vez que hay oportunidad de tener un acercamiento con la gobernadora Amalia García Medina, siempre sale a relucir el tema de la limpieza”, refiere el presidente municipal José de Santiago Díaz.
Hasta ahora ninguna autoridad a nivel estatal ni nacional ha dado tal reconocimiento en forma oficial, ni se ha recibido premio alguno por instituciones oficiales o no gubernamentales.
Para el primer edil, el hecho de que la sociedad contribuya con la limpieza del pueblo y que por una costumbre ancestral, todos tengan la cultura de barrer el frente de sus casas, es algo con lo que también contribuyen a la economía del pueblo, pues prácticamente el departamento de limpia es inexistente, no hay hormiguitas porque todos cumplen su función en forma responsable.
Dos personas se encargan de la limpieza de espacios públicos, uno destinado exclusivamente al jardín principal y otro a las demás áreas verdes, no se ocupa más, aparte la camioneta en la que se realiza la recolección laboran dos personas más y un encargado del basurero.

Basura Orgánica e Inorgánica

Para el trabajo de recolección es suficiente una camioneta Nissan con redilas, que labora dos días a la semana, el miércoles pasa por la basura inorgánica y el sábado la orgánica, pues por si fuera poco, también se ha adquirido la cultura de la separación que realiza la propia población en sus casas.



Los vecinos no tienen más que apartar y sacarla a la banqueta de acuerdo con el día que corresponda, sus desechos al exterior, la unidad pasa y uno de los trabajadores la vacía, pero de antemano saben que si no está debidamente clasificada de acuerdo con el día que corresponda, no se recoge y eso los sabe cada persona.
En cuanto a la basura orgánica se deposita en un área del municipio hasta lograr su descomposición y se reintegra a la superficie, pero la que no se logra descomponer se atierra.
Al principio de su administración, De Santiago Díaz planteó al posibilidad de instalar una industria para elaborar composta y sirviera de abono principalmente a las áreas verdes del municipio, pero la capacidad económica de la administración impidió la compra del equipo, porque sale de las posibilidades del municipio y aun cuando se pudiera considerar en algún programa federal, la parte que corresponde aportar al municipio sigue siendo alta.
Además, la situación crítica del año 2009 dificultó todavía más la probabilidad y ahora el tiempo se ha echado encima, a siete meses de entregar el cargo, es casi imposible, pero espera que quien lo suceda en el cargo pueda bajar el proyecto.
En lo que corresponde a la basura orgánica, el encargado del basurero se encarga de separar los desechos que puedan servir para reciclaje, plástico vidrio, aluminio y otros, una empresa acude regularmente por ellos y el dinero de la venta ingresa a la tesorería municipal, pero en realidad –dice el presidente--, es poco, si ese dinero se utilizara para pagarle al encargado, no alcanzaría, por eso tiene asignado un sueldo.
Aclaró que esta labor no se hace por obtener ganancias, sino para que el sitio se conserve lo más limpio posible.
Pero además ese mismo empleado se encarga de toda la atención al basurero, quema o atierra lo que no es vendible y sobre todo, vigila que las bolsas y otros objetos ligeros no se dispersen con el viento hacia los terrenos colindantes, pues se sabe que podría haber serias afectaciones al ganado que moriría si ingiere el plástico.

Halagos que Estimulan

Finalmente el presidente reconoce que el mérito mayor para que el municipio tenga esa fama de pulcritud, obedece a la población; “quiero decirle y con muchas satisfacción que esto más que la presidencia municipal o el Ayuntamiento haya destinado una gran cantidad de recursos para la limpieza, podría yo presumir de ello pero realmente no es así, el hecho de la limpieza en Susticacán y sobre todo en su cabecera municipal, es una muestra de la cultura de la propia población y que verdaderamente para el municipio le facilita mucho la administración el no erogar gastos en ese concepto, pero es la cultura de la propia ciudadanía, remarcó.
Considera que es algo que se ha fomentado de generación en generación y de alguna manera —agregó—, quien vive en este lugar se siente orgulloso de los halagos que reciben de la gente de fuera, al decir qué bonito, qué pueblo tan limpio, siento que esto ha estimulado a las personas para que no pierdan esta traición de la limpieza, concluyó el munícipe.

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